UNIDAD

Quizá no nos damos cuenta de la importancia que tiene la UNIDAD en los momentos actuales.

Pero en realidad es ella la que va a imperar en un futuro no muy lejano.

Próximos están ya los días en que el ser humano se reconozca a sí mismo como HIJO de DIOS y al mismo tiempo reconozca a otro ser humano como hermano suyo en una gran familia, caminando por este planeta, que es la Tierra.

Realmente, eso es lo que somos, una gran familia que formamos la raza humana, porque ¿cuántas razas humanas hay sobre la Tierra?

Solamente una, la nuestra, entonces, ¿por qué las separaciones? ¿por qué las imposiciones de unos valores que a lo mejor para unos son válidos y para otros no?

Quizá estas cuestiones puedan ser tomadas como anarquía, porque, ¿qué sería del mundo sin dirigentes o gobernantes o leyes y más leyes basadas en prohibiciones?

Sin embargo, lo que yo propongo no es anarquía, sino una de las leyes por la cual el planeta Tierra, nuestro precioso y amado centro de vida, logrará la UNIDAD y que no es otra que la siguiente: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.

Y ese otro significa desde un mineral, que forma nuestro sistema óseo, pasando por un árbol, una planta o una flor, hasta un animal, porque todos tenemos derecho a vivir.

¿Quiénes somos nosotros para creernos con más derecho a la vida que un árbol por ejemplo, si en comparación nuestro período de tiempo en encarnación es infinitamente menor que el de éste?

Toda vida procede del mismo sitio, de la misma fuente y por lo tanto lleva impresa la misma esencia divina que todos los que nos llamamos seres humanos llevamos también.

Por lo tanto la UNIDAD comienza con el derecho a la VIDA y la tolerancia a las demás manifestaciones de esa VIDA.

A muy poca gente se le ocurre abrazarse a un árbol y darle las gracias por la labor que está realizando, que no es otra que la de oxigenar el planeta humedeciendo la atmósfera, creando las condiciones necesarias para que la tierra fructifique y regale todo lo que de ella puede salir.

A nadie se le ocurre dar gracias al PADRE cuando ve un ciervo o cualquier otro animal en el bosque o en el monte, por la belleza que está imprimiendo al paisaje, no, eso es de locos, lo normal es ver cómo puedo cazarlo para adornar las paredes de mi casa, con el consiguiente placer que produce dar muerte a un animal inferior.

Afortunadamente, las cosas están cambiando muy deprisa y por suerte el hombre va despertando de su letargo con la ayuda de los GRANDES SERES que con su radiación y con su amor están consiguiendo que la raza humana se desperece y mire otra vez hacia dentro y hacia arriba.

Yo desde aquí, desde la posición que me corresponde, hago una llamada a esa tolerancia de la vida, a ese profundo respeto y amor por toda manifestación divina, a esa luz emanada de todos los seres y agradezco profundamente la colaboración, la asistencia y la ayuda de esos GRANDES SERES que están haciendo posible ese despertar.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y QUE LA LUZ, EL AMOR Y LA PAZ NOS CONDUZCAN A TODOS A LA UNIDAD.

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