Mucha gente se pregunta ¿qué es vivir?La gran mayoría piensa o contesta a esta pregunta diciendo: Vivir es salir de marcha todos los fines de semana, coger un buen punto, hacer unas risas con los amigos, ojear el panorama de chicos o chicas y pasar un domingo tirado en la cama con un dolor de cabeza impresionante.

Claro, todo esto mientras eres joven y tu cuerpo aguanta.

Total para cuatro días que vamos a vivir… Además de algo hay que morir ¿no?

Luego según va pasando el tiempo, decides que ya va siendo hora de sentar la cabeza y te buscas una novia o un novio para casarte, tener hijos y esperar a la jubilación con la satisfacción del deber cumplido, de haber contribuido con la sociedad y con el mundo.

Bien, es una forma de vivir dignamente de gente tranquila, que no quiere complicarse la vida buscando algo que le satisfaga plenamente.

Se han acostumbrado a esta situación y se preguntan para qué cambiar o qué es lo que yo puedo hacer.

Otros muchos, sin embargo, tenemos otras inquietudes, queremos hacer algo para que las situaciones cambien, para evitar que un hermano atente contra otro, que tengan que ir hombres y mujeres a una guerra sangrienta y cruel, decidida por un mal político, cuando uno de los derechos inherentes al hombre es precisamente el derecho a la vida.

En fin, otros muchos queremos ser los directores de nuestra vida, aceptando y experimentando cada situación como nos viene dada, cometiendo errores, pero aprendiendo de ellos, sin preguntarnos a cada paso si estará bien o no lo que vamos a hacer.

Cuando sientas que tienes que hacer algo, hazlo y luego sé consecuente con lo que has hecho.

Si ha sido positiva o menos positiva la experiencia, lo sabrás después, pero por lo menos la has vivido, la has sentido dentro de ti, la has hecho tuya.

Aquí está toda la base del conocimiento y la riqueza de los seres humanos, que a través de compartir esas experiencias, el colectivo se enriquece, sin tener que presumir de qué experiencias han sido las más agradables o las más penosas, sin tener que crear envidia o lástima.

Cada uno pasa por las experiencias que tiene que pasar para seguir creciendo y a cada uno nos aparecen oportunidades para ello todos los días.

Sólo hace falta estar un poquito atento, para ver qué nos depara la próxima experiencia o la próxima persona con la que hablemos o se nos cruza por la calle.

Por supuesto que la vida es diversión, risa, alegría, danza, juego y sencillez, pero también es llanto, tristeza, etc. sólo que debemos ser conscientes de lo que estamos sintiendo en cada momento y saber sacar la sonrisa del llanto, la alegría de la ira o el baile de la tristeza.

Quizá podríamos hacer, si fuéramos disciplinados, una ligera danza cuando nos enfadamos o acordarnos de un chiste cuando nos alteramos.

Ojalá pudiéramos hacerlo porque instantáneamente nuestra aura resplandecería de nuevo, brillaría con más fuerza que antes y las tensiones se disiparían por sí mismas.

Pero claro, a nadie se le ocurre cuando está alterado, nervioso o enfadado ponerse a bailar, a cantar o a contar un chiste y si alguien lo hace a su alrededor, éste todavía se altera más, pero no, eso no se puede hacer.

Ojalá pudiéramos ser en ese aspecto como los niños, que sólo hay que desviarles un poco la atención para que dejen de llorar y vuelvan a sonreír.

Pero, nosotros, nosotros somos adultos y se supone que nuestra atención no se debe desviar ni un ápice de un problema o un conflicto, ya que, entonces no se resuelve.

Y yo propongo, haced la prueba un día, haced lo mismo que les hacéis a los niños y veréis los resultados.

Cuando tengáis un problema haceos como niños, poneos a jugar y la solución del problema llegará más fácilmente.

Ya sé que es fácil decirlo, pero yo os insto a que seáis valientes y lo experimentéis, comprobaréis que os lleváis una agradable sorpresa.

Hacedlo por vosotros mismos y por aquellos que os rodean, porque crearéis felicidad en vuestro entorno.

SED VALIENTES Y GRACIAS POR LA LUZ QUE TODOS LLEVAIS DENTRO