EL ESPEJO

Espejo

Me miré en el espejo. Y mirando y mirando, observé que la imagen que me devolvía era cada vez más luminosa. Era yo mismo, pero a la vez había algo que me iba sumergiendo más y más en mis propios ojos que salían del espejo. Me fui metiendo en ellos hasta que quedé completamente absorbido.

Mi di cuenta, entonces, de que ya no estaba delante del espejo, sino en el interior de él, manteniendo una especie de diálogo, sin palabras con mi otro yo.

No podía dar crédito a lo que estaba viviendo, yo encerrado en un espejo, hablando con otro yo, sin pronunciar palabra. El me leía las preguntas que había en mi cabeza y yo a su vez le leía las respuestas.

Había entrado, sin saberlo, en otra dimensión, donde las palabras ya no eran necesarias.

Yo me sentía nervios y aturdido, temeroso quizás de no poder volver a la dimensión física, pero él colocó sus manos sobre mis hombros y todos los temores se disiparon al momento. Me hacía sentir extremadamente bien. Mi respiración se normalizó, aunque mi corazón seguía latiendo con fuerza.

Me dijo que era yo mismo, un poco más crecidito, eso sí y que en ese instante sólo podía mostrarme un poco de la grandes del YO SOY.

Yo lo miraba incrédulo y sus ojos resplandecían, relampagueaban, brillaban y su sonrisa era tan cálida y tan sincera que un ligero escalofrío me recorrió por completo.

De repente su corazón se iluminó y por un momento pude sentir el calor más amoroso que había sentido nunca y corrí a su encuentro con lágrimas rodando por mis mejillas.

Nos fundimos en un profundo abrazo y de repente yo ya no existía. Era él, pero con las dos conciencias.

Todo mi entorno desapareció y tuve el sentimiento de estar viajando a gran velocidad.
Te voy a mostrar- dijo- lo grande que eres para Dios y lo pequeño que eres con relación al universo.

Sólo eres un pequeño átomo de luz dentro del universo, pero, eres grande a la vez, porque como los demás átomos como tú, sois capaces de atraer hacia vosotros partículas de luz, aparentemente apagadas y hacerlas resurgir para que crezcan y se desarrollen como lo estás haciendo tú.

Gradualmente te vas encendiendo y llegará un día, no muy lejano, en el que no nos separaremos y seremos Uno.

Esa es la grandeza que tienes para el Creador. Pero, no te desanimes al ver lo que te queda por recorrer, pues el camino se hace andando y para llegar al final hay que dar un primer paso.

En ese momento mi conciencia cambió y me vi rodeado por unos seres inmensamente bellos de los cuales emanaban haces de luces de diferentes colores e intensidades. Estos haces de luz formaban una especie de alas que parecían abarcarlo todo.

Me di cuenta, entonces, de que yo también era como ellos, que también tenía alas que refulgían intensamente y ante mi mirada mitad de extrañeza, mitad de asombro sentí como me decían:
¿De qué te asombras? Ahora ya sabes que eres uno de nosotros y que aquí tienes una morada, pero no pienses que es la única, hay muchísimas y más hermosas que ésta, pero por ahora, tendrás que conformarte con haber visto ésta.

Me sentía tan agusto en esa mi casa que al escuchar la voz de otro yo o de mi otra conciencia, de que ya había visto bastante de momento, un nudo cerró mi garganta y no pude hacer nada por evitar que gruesas lágrimas bañaran mi rostro. Sabía que debía volver, porque mi servicio aquí, todavía no está cumplido, pero se estaba tan bien allí, que por un momento vacilé.

Cambió mi conciencia, otra vez y de nuevo me vi frente al espejo con la imagen luminosa de mí mismo sonriéndome y despidiéndose con un guiño y con un hasta pronto.

Frente a mí, sólo quedaba la imagen actual de mí mismo sonriendo. Agradecí a mi Padre la experiencia que me había hecho vivir y seguí con mis actividades diarias, recordando, eso sí, a cada instante, ese momento de felicidad que se me había permitido experimentar.

Desde entonces, traigo a mi mente y a mi corazón eses recuerdo cuando mi estado de ánimo decae un poquito y vuelvo a sentir aquel pedacito de felicidad que sentí en esa morada tan maravillosa que por el momento es mi casa.

Recuerda siempre que tú eres un ángel y que sólo necesitas creértelo para que sea un hecho constante y manifiesto.

Categorías
Comentarios recientes

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio